En la Región de O’Higgins, el cerezo ha florecido no solo como cultivo, sino como símbolo de la vocación frutícola del territorio. Gracias al financiamiento del Gobierno Regional, el equipo liderado por el Dr. Rodrigo Verschae ha desarrollado sistemas de conteo automatizado, monitoreo agroclimático en tiempo real y visión computacional para el manejo de huertos, utilizando Inteligencia Artificial y tecnología de telecomunicaciones LoRaWAN, es decir, red de baja potencia que no requiere cobertura telefónica y permite operar en zonas rurales de difícil acceso. Esta misma lógica se aplica también a la postcosecha, donde la Dra. Lorena Pizarro lidera una línea de investigación basada en desarrollos biotecnológicos innovadores, que permiten prolongar la vida útil de la cereza durante su almacenamiento y transporte, mediante soluciones limpias y sostenibles que reemplazan los métodos tradicionales. Este trabajo es financiado por ANID a través de un proyecto Fondef.
Sin embargo, esta temporada enfrenta una tormenta perfecta: una sobreproducción histórica y caída de precios de hasta un 60% en el mercado chino, principal destino de nuestra fruta. Las pérdidas estimadas para esta temporada superan los US$1.200 millones, y el desafío hoy es claro: adaptarse o desaparecer.
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