La irrupción de la inteligencia artificial en la educación superior no es un fenómeno del futuro, es un presente que avanza rápidamente e interpela con fuerza a las universidades públicas de América Latina. Mientras el mundo académico explora el potencial de estas tecnologías -personalización del aprendizaje, predicción de trayectorias estudiantiles, automatización de evaluaciones o gestión institucional basada en datos-, nuestras realidades estructurales obligan a una pregunta incómoda pero urgente: ¿estamos preparados para integrar esta transformación sin profundizar las desigualdades ya existentes?
Sigue leyendo en Cooperativa.cl